martes, 13 de abril de 2010

CLASES DE PILATES "EL YOGA OCCIDENTAL"





PILATES EL YOGA OCCIDENTAL

Joseph Pilates (1880-1967), definió el Método Pilates como:

Contrología:
"La ciencia y arte del desarrollo coordinado de la mente, el cuerpo y el espíritu a través de movimientos naturales bajo el estricto control de la voluntad,"


En esta cita se recoge la esencia del Método:

"En diez sesiones notarás la diferencia, en veinte sesiones verás la diferencia, en treinta tu cuerpo habrá cambiado por completo".






El método Pilates es una disciplina que mediante la práctica habitual se incorpora a la actividad diaria; no sólo el cuerpo cambia, tambien la mente, desarrolla la capacidad de concentración y conciencia corporal.

Mente, cuerpo y espíritu, intervienen por igual y en armonía.

Esta disciplina se enfoca en el movimiento natural y controlado del cuerpo humano mediante un sistema de acondicionamiento físico y mental, volviendolo más flexible y resistente.



Se ha definido al método Pilates como el "Yoga Occidental".

Sus principios son:

1. Control físico (para evitar lesiones).
2. Precisión (derivada del control).
3. Flexibilidad (ningún movimiento debe ser rígido).
4. Fluidez (ni muy rápido ni muy lento).
5. Respiración (coordinada con los ejercicios).
6. Control mental (la mente es indivisible del cuerpo).

El método es una rutina de ejercicios que propone dar énfasis a lo que Pilates llamó:

Powerhouse” o "Mansión del poder", es decir, a la musculatura del tronco, principalmente a los abdominales, paraespinales y glúteos. Pilates desarrolló más de 300 ejercicios con sus variantes. Está basado en un programa muy seguro de ejercicios lentos y controlados, en los que se busca la precisión de los ejercicios en pocas repeticiones y en los que cada movimiento está diseñado para ejercitar cada músculo en su máxima extensión.

El Método Pilates lo puede practicar todo el mundo: jóvenes, mayores, personas que realizan algún otro deporte o las que llevan una vida más sedentaria.

La única premisa es encontrar un centro donde se imparta y un monitor experto.

Informes

Miriam Rivera

0445537212140

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Clases a Domicilio

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Grupos al aire libre en el Parque Viveros de Coyoacán

Calle Progreso

ENTRE LOS ACCESOS 1 Y 5

En el Interior del Parque: Calle Fresnos


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9am a 10am

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11am a 12pm

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De Martes a Domingo





También es recomendable para personas que se encuentran en proceso de rehabilitación o que han sufrido una lesión. De hecho, muchos fisioterapeutas aplican ésta técnica, en combinación con otras, para tratar a sus pacientes.

Quienes pueden ser esas personas:

  • Atletas: A los Atletas les encanta el sistema de Pilates. Su progreso es sorprendente, fortalece sus cuerpos y los alarga, además les permite más ligereza y nunca sufren de fatiga muscular.

  • Personas con Tensión Crónica: Las personas que sufren de Tensión Crónica son las más entusiastas del Método Pilates, porque al alargarse sus cuerpos experimentan como el grado de Tensión disminuye, logran tener más flexibilidad y sus cuerpos se vuelven más ligeros. ¿Sabía Ud. que la tensión causa falta de flexibilidad en los músculos, dolores de cabeza y a veces hasta dolor en las articulaciones?


miércoles, 7 de abril de 2010

La Educación y el Significado de la Vida



La educación no es la simple adquisición de conocimientos, ni coleccionar y correlacionar datos, sino ver el significado de la vida como un todo. Pero el todo no se puede entender desde una parte, que es lo que intentan hacer los gobiernos, las religiones organizadas y los partidos autoritarios.


La educación tradicional hace sumamente difícil el pensar independiente. El conformismo conduce a la mediocridad. Ser diferente del grupo o resistirse al ambiente no es cosa fácil, y a menudo es arriesgado, en tanto rindamos culto al éxito. El deseo de obtener éxito en la vida, que es perseguir una recompensa, ya sea en lo material o en el así llamado mundo espiritual, la búsqueda de seguridad interna o externa, el anhelo de comodidad, todo este proceso ahoga el descontento, pone fin a la espontaneidad y engendra temor; y el temor bloquea la inteligente comprensión de la vida. A medida que envejecemos, la mente se embota y se insensibiliza el corazón.

En la búsqueda de comodidad generalmente nos refugiamos en un rincón de la vida, donde haya el menor conflicto posible, y salir de este aislamiento nos asusta. Este miedo a la vida, este temor a la lucha y a las nuevas experiencias, mata en nosotros el espíritu de aventura. El sistema donde crecemos y nos educamos nos hace temer ser diferentes de nuestro vecino, o pensar de forma opuesta a la norma establecida por la sociedad, que equivocadamente venera la autoridad y la tradición.

Por fortuna hay algunas personas serias, dispuestas a examinar nuestros problemas humanos, sin prejuicios ni de la derecha ni de la izquierda. Pero en la gran mayoría no existe el espíritu de descontento ni de rebeldía. Cuando sin comprensión cedemos ante las circunstancias del entorno, el espíritu de rebeldía que pudiéramos haber tenido, desaparece y nuestras responsabilidades pronto le ponen fin.

Rebeldía Necesaria

La rebeldía es dos clases: la violenta, que es meramente reaccionar, sin entendimiento, contra el orden establecido, y la rebeldía profundamente psicológica de la inteligencia. Hay muchos que se rebelan contra la ortodoxia establecida sólo para caer en otras ortodoxias, en otras ilusiones y en ocultas indulgencias para consigo mismos. Lo que generalmente sucede es que nos separamos de un grupo o un conjunto de ideales y nos identificamos con otros grupos y otros ideales, creando así una nueva norma de pensamiento, contra la cual tendremos que rebelarnos más adelante. La reacción sólo produce oposición y la reforma necesita reformas ulteriores.

Pero hay una rebeldía inteligente que no es reacción y que viene con el conocimiento propio, al darnos cuenta de nuestros propios pensamientos y sentimientos. Es sólo cuando nos enfrentamos con la experiencia tal como se presenta, sin evitar lo que nos perturba, que mantenemos alerta nuestra inteligencia. La inteligencia sumamente despierta es intuición, y es la única verdadera guía de la vida.

Significado de la Vida

Ahora bien, ¿cuál es el significado de la vida? ¿Para qué vivimos y luchamos? Si nos educamos simplemente para conseguir honores, alcanzar una buena posición o ser más eficientes, tener un mayor dominio sobre los demás, nuestras vidas estarán vacías y carecerán de profundidad. Si nos educamos para ser meros científicos, eruditos casados con los libros, o especialistas adictos a los conocimientos, estaremos contribuyendo a la destrucción y a la desdicha del mundo.

Aunque la vida tenga un sentido más alto y noble, ¿qué valor tiene la educación si jamás lo descubrimos? Podemos ser muy instruidos, pero si no tenemos una profunda integración entre pensamiento y sentimiento, nuestras vidas resultan incompletas, contradictorias y atormentadas por innumerables temores. Mientras la educación no cultive una visión integral de la vida, tiene muy poco significado.

En nuestra civilización actual hemos dividido la vida en tantos compartimentos que la educación tiene muy poco sentido, excepto cuando aprendemos una profesión o una técnica determinada. En vez de despertar la inteligencia integral del individuo, la educación lo estimula para que se adapte a un patrón, y, por lo tanto, le impide la comprensión de sí mismo como un proceso total. Intentar resolver los múltiples problemas de la vida en sus respectivos niveles, separados como están en diversas categorías, indica una absoluta falta de comprensión.

Integración

El individuo se compone de diferentes entidades, pero acentuar esas diferencias y estimular el desarrollo de un tipo definido, conduce a muchas complejidades y contradicciones. La educación debe efectuar la integración de estas entidades separadas, porque sin integración la vida se convierte en una serie de conflictos y sufrimientos. ¿De qué vale que nos hagamos abogados, si perpetuamos los litigios? ¿De qué sirve el conocimiento, si continuamos en la confusión? ¿De qué valen las habilidades técnicas e industriales si las usamos para destruirnos? ¿Cuál es el sentido de la existencia si nos ha de llevar a la violencia y a la completa desdicha? Aunque tengamos dinero o podamos ganarlo, aunque disfrutemos de nuestros placeres y tengamos nuestras organizaciones religiosas, estamos en conflicto permanente.

Debemos distinguir entre lo personal y lo individual. Lo personal es accidental; y entiendo por accidental las circunstancias de nacimiento, el ambiente en que nos hemos criado, con su nacionalismo, supersticiones, diferencias de clase y prejuicios. Lo personal o accidental es sólo momentáneo, aunque ese momento dure toda una vida. Y puesto que los actuales sistemas educativos están basados en lo personal, accidental o momentáneo, como resultado distorsionan el pensamiento e inculcan temores autodefensivos.

Todos nosotros hemos sido entrenados a través de la educación y el entorno a perseguir el logro personal y la seguridad, y a luchar por nosotros mismos. Aunque lo disimulemos con eufemismos, hemos sido educados para las diversas profesiones dentro de un sistema basado en la explotación y el miedo codicioso. Tal entrenamiento tiene inevitablemente que traer confusión y miseria a nosotros y al mundo, porque crea en cada individuo barreras psicológicas que le separan y le mantienen aislado de los demás.

La educación no consiste en un mero instruir la mente. La instrucción contribuye a la eficiencia, pero no genera integración. Una mente educada de esta manera es continuación del pasado; una mente así nunca podrá descubrir lo nuevo. Por esa razón, para averiguar en qué consiste la verdadera educación, tenemos que investigar el sentido global de la vida.

Para la mayoría de nosotros el significado de la vida en su totalidad no es de primordial importancia, y nuestra educación subraya los valores secundarios, haciéndonos meramente expertos en alguna rama del saber. Aunque el saber y la eficiencia son necesarios, el recalcarlos demasiado sólo nos lleva al conflicto y a la confusión.

Ambición vs. Amor

Hay una eficiencia inspirada por el amor, que va mucho más lejos y es mucho más grande que la eficiencia inspirada por la ambición: y sin amor, que es lo que nos da una comprensión integral de la vida, la eficiencia sólo engendra crueldad. ¿No es esto lo que está sucediendo actualmente en todas partes del mundo? Nuestra educación actual está al servicio de la industrialización y de la guerra, siendo su meta principal desarrollar la eficacia; y nosotros estamos atrapados en esta maquinaria de competición despiadada y de mutua destrucción. Si la educación nos ha de llevar a la guerra, si nos enseña a destruir o a ser destruidos, ¿no ha fracasado totalmente?

Para instaurar la verdadera educación, debemos evidentemente comprender el significado de la vida en su totalidad, y para ello tenemos que adquirir la capacidad de pensar con rectitud y veracidad, en vez de seguir una línea de pensamiento. Un pensador “consecuente” es una persona que no reflexiona, porque se adapta a un patrón. Repite frases y piensa rutinariamente dentro de un surco. La existencia no la podemos comprender de un modo abstracto o teórico. Comprender la vida es comprendernos a nosotros mismos y esto es a la vez el principio y el fin de la educación.

Información e Inteligencia

La educación no es la simple adquisición de conocimientos, ni coleccionar y correlacionar datos, sino ver el significado de la vida como un todo. Pero el todo no se puede entender desde una parte, que es lo que intentan hacer los gobiernos, las religiones organizadas y los partidos autoritarios.

La función de la educación es crear seres humanos íntegros y por lo tanto, inteligentes. Podemos adquirir títulos y ser eficientes en el aspecto mecánico, sin ser inteligentes. La inteligencia no es mera información; no deriva de los libros, ni es la capacidad de reaccionar hábilmente en defensa propia o hacer afirmaciones agresivas. Alguien que no haya estudiado puede ser más inteligente que un erudito. Medimos la inteligencia en términos de títulos y exámenes y hemos desarrollado mentes astutas que esquivan los problemas humanos vitales. La inteligencia es la capacidad para percibir lo esencial, lo que es. Y despertar esta capacidad en uno mismo y en los demás, es educación.

La educación debe ayudarnos a descubrir valores permanentes para que no nos conformemos con meras fórmulas y frases hechas. La educación nos debe ayudar a demoler las barreras sociales y nacionales en lugar de reforzarlas, porque éstas crean antagonismo entre los hombres. Desgraciadamente el actual sistema educativo nos vuelve seres serviles, mecánicos y profundamente irreflexivos. Aunque nos despierta el intelecto, interiormente nos deja incompletos, idiotizados e incapaces de crear.

Sin una comprensión integral de la vida, nuestros problemas individuales y colectivos crecen y se agudizan en todos los sentidos. El objetivo de la educación no es sólo producir simples eruditos, técnicos y buscadores de empleos, sino hombres y mujeres íntegros y libres de temor, porque sólo entre tales seres humanos puede haber paz duradera.

Es en la comprensión de nosotros mismos que el temor se disipa. Si el individuo ha de enfrentarse a la vida de instante en instante, con a sus complejidades, miserias y exigencias repentinas, tiene que ser infinitamente flexible, y por lo tanto, estar libre de teorías y de particulares patrones de pensamiento.

La educación no debe estimular al individuo ni a amoldarse a la sociedad, ni a estar en desarmonía con ella, sino que debe ayudarlo a descubrir los verdaderos valores que surgen como resultado de la investigación imparcial, y de tomar conciencia de uno mismo. Cuando no hay conocimiento propio, la autoexpresión se convierte en autoafirmación, con todos sus conflictos ambiciosos y agresivos. La educación debe despertar en el individuo la capacidad de darse cuenta de sí mismo, y no simplemente entregarse a la complacencia de la autoexpresión.

¿De qué sirve instruirse si en el proceso de vivir nos estamos destruyendo? Ante la serie de guerras devastadoras que hemos sufrido una tras otra, tenemos que llegar a la conclusión obvia de que hay algo radicalmente erróneo en la educación de nuestros hijos. Creo que la mayor parte de nosotros nos damos cuenta de esto, pero no sabemos cómo afrontar el problema.

Los sistemas, ya sean educativos o políticos, no se cambian misteriosamente: se transforman cuando hay un cambio fundamental en nosotros. El individuo es de primordial importancia, no el sistema. Y mientras el individuo no comprenda el proceso total de sí mismo, no hay sistema, ni de derecha ni de izquierda, que pueda traer orden y paz al mundo.

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Texto del libro La Educación y el Significado de la Vida, cap. I. Edaf.